La llegada de Victoria | Letras de Tania

Te esperábamos desde mediados de septiembre, Victoria, pero decidiste llegar hasta finales de mes. 

Llegaste por la mañana, pesaste 3.6 kilogramos, y a medio día tuve oportunidad de ver por primera vez tu rostro a través de un cristal. Estabas ahí, dormidita, envuelta en cobijas color rosa y blanco, y con tu manita derecha levantada. En tu muñeca estaba una cinta con tu nombre, y el nombre de tu mamá. Tu sueño de recién nacida era apacible, sereno. 

En ese momento no supe más de mí, ni de qué hacía en ese lugar. Por un instante que me pareció eterno, sólo tenía en mente una necesidad de contemplarte, de observar tus ojitos cerrados, tus movimientos de bebé sereno en sueños, la suave orejita que sobresalía del gorro que vestías, y las pequeñas uñas de tu mano. Por un momento me detuve a reflexionar qué es lo que habrás sentido cuando te trasladaste a esta otra etapa de tu existencia, cuando saliste de tu mamá y llegaste a este lugar llena de confusión, humedad y frío. 

¿Qué se sentirá respirar por primera vez?
¿Qué se sentirá vestir ropa por primera vez? 
¿Qué se sentirá ser consciente de los cambios a tu alrededor por primera vez?

Seguramente estabas tan exhausta que ni siquiera lo notaste, o si te pareció extraño, sólo te dejaste llevar para acomodarte y dormir. Un rato después, volví a donde estaba tu mamá, recuperándose de haberte tenido, y la encargada del cunero te trajo para que te viera por primera vez.

Jamás voy a olvidar esa mirada, la primera mirada que emitieron 
los ojos de tu mamá cuando te vieron, Victoria. 

Fue una ternura tan preciosa, que apenas y puedo definirla de esa forma. En realidad creo que fue una mezcla de emociones iluminadas, combinadas con la escasa energía que tenía por la falta de sueño. Toda mi vida estaré agradecida de poder haber sido parte de ese momento, tan único, tan especial...

Es increíble poder observar desde esta perspectiva la cantidad de contrastes que puede haber alrededor de la vida. Puede haber momentos sombríos, donde la pérdida de los seres amados a veces nos hace cuestionarnos por qué seguimos aquí; pero también están estos momentos que representan el lado luminoso, colorido y añorado, como lo fue la llegada de esta bebita.

Para finalizar esta reflexión, debo decir que haré a un lado la objetividad en el dilema entre la vida apenas comenzada, aquella que está a medio camino, y aquella que ya terminó su ciclo. Pasaré los siguientes días, semanas y meses entregándome a compartir la oportunidad de acompañar por instantes a esta pequeña vida recién llegada, en compañía de tus papis, tus abuelos, y el resto de nuestra familia. 

Si algún día lees estas palabras, Victoria, espero poder sacarte una sonrisa.

¡Eres bienvenida a nuestras vidas!

Con amor, 

Tania.

Fotografía: Heinz E.

Comentarios

  1. Luthiézebeth T.S. has mejorado notoriamente tu capacidad para escribir sentimientos. No cabe duda, algún día miles te leerán.

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